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VÉRTIGO: LOS PAISAJES DEL HOMBRE O... ¿CÓMO VIVIR NUESTRA VIDA?
ANA LUENGO AÑÓN
Hace ya un año. Hoy, 14 de octubre1, comienzo a escribir estas líneas tras recibir a principios de
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semana la llamada de Rosario que me recordaba
la entrega de este artículo al que me comprometí en su día. La conocí el 25 de octubre de 2010, cuando llegué a Tenerife aceptado su invitación para dar un curso –“His- torias de jardines: arte, tiempo y memoria”– en la Real Academia Canaria de Bellas Artes. Y como suelo hacer, busco la carpeta donde guardo la diversa documentación –el díptico del curso, una tarjeta del hotel, un folleto de información turística de Santa Cruz, el plano de la ciudad del Corte Inglés,...– que me traje de vuelta. Entre los papeles aparece un fragmento de periódico que recorté un día desayunando en el hotel: una quinta parte de los verte- brados del planeta se encuentra en peligro de extinción [...] en un horizonte de mil años, desaparecerá la vida en la Tie- rra3[...], y no puedo sino unir la noticia a la que leí hace escasos días en otro periódico, y que escuché otra vez ayer por la noche en el telediario: la población del mundo ha lle- gado a los 7.000 millones de habitantes [...], el crecimiento más vertiginoso de la historia [...]. Hay síntomas más que evi- dentes que estamos excediendo la capacidad de carga del planeta [...], la población existente no podrá ser soportada por éste en los años futuros4.
1 HoytambiéneselcumpleañosdemihermanaMónica.
2 RosarioÁlvarezMartínez,PresidentadelaRealAcademiaCanaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel.
3 Unaquintapartedelosvertebradosseencuentraenpeligrodeextinción, Europa Press, 27 de octubre de 2010. europapress.com.
4 La población mundial alcanza los 7.000 millones de habitantes, El País.com, 9 de noviembre de 2011.
Pensé en el tiempo, en la Grecia clásica diferenciaban entre Chronos y Crono. El primero, al que también se co- nocía como Eón, era el dios remoto e incorpóreo que ro- deaba el universo, conduciendo la rotación de los cielos y el eterno paso del tiempo. A él quedaba sujeta la Natura- leza, con sus leyes primigenias fruto de este tiempo pla- netario que ha definido los movimientos de la Tierra, que ha producido los desplazamientos tectónicos, las configu- raciones hidrográficas, la escala estratigráfica del mundo que habitamos. Es el creador de este complejo criptosis- tema conocido como Tierra: un conjunto inconmensura- ble de cosas físicas –tanto inertes como vivas–, pero tam- bién de procesos y transformaciones que aseguran la vida sobre nuestro planeta. En el imaginario clásico occiden- tal, a este tiempo absoluto, inconmensurable, se uniría Crono, el dios del “tiempo humano” representado en los calendarios, las estaciones y las cosechas. De esta manera, al tiempo de la naturaleza se le acoplaría el tiempo de la historia del hombre, entendida ésta como el acontecer hu- mano en el tiempo5.
Y pensé en el paisaje; en el paisaje como el archivo vivo de la vida en la Tierra, en el que confluyen, sincroni- zándose, el tiempo del planeta [Chronos] que ha dado
5 Siguiendo a Marc Bloch en su Introducción a la historia (Fondo de Cultura Económica de España, Madrid 1988), dejamos de lado vie- jos conceptos –prehistoria e historia– que establecen periodos de tiempo científicamente inexactos al designar como prehistoria el pe- riodo de tiempo transcurrido desde la aparición del primer ser hu- mano hasta la invención de la escritura. Ambos hechos carecen de exactitud cronológica, puesto que ninguno de los dos tiene lugar al mismo tiempo en todas las zonas del planeta.


































































































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